Adicción al juego

Luisa Fernandez
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Las investigaciones realizadas hasta la fecha muestran que los jugadores patológicos y los drogadictos comparten muchas de las mismas predisposiciones genéticas a la impulsividad y la búsqueda de recompensas. Así como los consumidores de sustancias necesitan golpes cada vez más fuertes para drogarse, los jugadores compulsivos emprenden aventuras cada vez más arriesgadas. Del mismo modo, tanto los drogadictos como los jugadores problemáticos padecen síntomas de abstinencia cuando se les separa de la sustancia química o la emoción que desean. Y algunos estudios sugieren que algunas personas son especialmente vulnerables tanto a la adicción a las drogas como al juego compulsivo porque su circuito de recompensa es inherentemente poco activo, lo que puede explicar en parte por qué buscan grandes emociones en primer lugar.

Cómo afecta el juego al cerebro

Aún más convincente es el hecho de que los neurocientíficos han descubierto que las drogas y los juegos de azar alteran muchos de los mismos circuitos cerebrales de manera similar. Estos conocimientos provienen de estudios del flujo sanguíneo y la actividad eléctrica en el cerebro de las personas mientras completan diversas tareas en computadoras que imitan los juegos de casino o prueban su control de impulsos. En algunos experimentos, las cartas virtuales seleccionadas de diferentes mazos ganan o pierden dinero para el jugador; otras tareas desafían a alguien a responder rápidamente a imágenes individuales que aparecen en una pantalla, pero no a reaccionar ante otras.

Un estudio alemán de 2005 que utilizó un juego de cartas de este tipo sugiere que los jugadores problemáticos, como los drogadictos, han perdido sensibilidad a su euforia: al ganar, los sujetos tenían una actividad eléctrica inferior a la típica en una región crítica del sistema de recompensa del cerebro. En un estudio de 2003 en la Universidad de Yale y un estudio de 2012 en la Universidad de Ámsterdam, los jugadores patológicos que se sometieron a pruebas que medían su impulsividad tenían niveles inusualmente bajos de actividad eléctrica en las regiones prefrontales del cerebro que ayudan a las personas a evaluar los riesgos y suprimir los instintos. Los drogadictos también suelen tener una corteza prefrontal apática.

Efectos de la adicción al juego

Más pruebas de que el juego y las drogas cambian el cerebro de manera similar surgieron en un sorprendente grupo de personas: aquellos con el trastorno neurodegenerativo de la enfermedad de Parkinson. Caracterizado por rigidez muscular y temblores, el Parkinson es causado por la muerte de neuronas productoras de dopamina en una sección del mesencéfalo. A lo largo de la década, los investigadores notaron que un número notablemente alto de pacientes con Parkinson (entre el 2 y el 7 por ciento) son jugadores compulsivos. Lo más probable es que el tratamiento de un trastorno contribuya al de otro. Para aliviar los síntomas del Parkinson, algunos pacientes toman levodopa y otros medicamentos que aumentan los niveles de dopamina. Los investigadores creen que en algunos casos el influjo químico resultante modifica el cerebro de una manera que hace que los riesgos y las recompensas (digamos, los de un juego de póquer) sean más atractivos y las decisiones precipitadas sean más difíciles de resistir.

Una nueva comprensión del juego compulsivo también ha ayudado a los científicos a redefinir la adicción en sí. Mientras que los expertos solían pensar en la adicción como la dependencia de una sustancia química, ahora la definen como la búsqueda repetida de una experiencia gratificante a pesar de las graves repercusiones. Esa experiencia podría ser el subidón de cocaína o heroína o la emoción de duplicar su dinero en el casino.

"La idea anterior era que era necesario ingerir una droga que cambia la neuroquímica del cerebro para volverse adicto, pero ahora sabemos que casi cualquier cosa que hagamos altera el cerebro"

dice Timothy Fong, psiquiatra y experto en adicciones de la Universidad de California en Los Ángeles.

"Tiene sentido que algunos comportamientos muy gratificantes, como el juego, también puedan provocar cambios físicos dramáticos"

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Luisa Fernandez es una carismática localizadora de Monterrey, México, reconocida por su experiencia en adaptar contenidos de casinos en línea. Su agudo conocimiento de las preferencias locales garantiza una experiencia de usuario envolvente para el público mexicano.

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¿Qué es la adicción al juego online?

La adicción al juego en línea es un trastorno del comportamiento en el que una persona no puede controlar el impulso de jugar en línea, incluso cuando esto tiene efectos negativos en su vida.

¿Cómo sé si tengo adicción al juego?

Los signos más comunes incluyen estar preocupado por el juego, aumentar los montos de las apuestas, perseguir las pérdidas, descuidar las responsabilidades y experimentar cambios de humor cuando no se juega.

¿Cuáles son algunas medidas preventivas para la adicción al juego en línea?

Establecer límites de tiempo y financieros, educarse, utilizar herramientas tecnológicas como la autoexclusión y buscar asesoramiento profesional pueden ayudar a prevenir la adicción.

¿Puedo recuperarme de la adicción al juego por mi cuenta?

Sí, es posible recuperarse de la adicción al juego por cuenta propia estableciendo límites personales estrictos, encontrando nuevos pasatiempos para reemplazar el juego y buscando el apoyo de amigos y familiares. Sin embargo, la ayuda profesional, como la terapia o unirse a un grupo de apoyo como Jugadores anónimos, puede aumentar significativamente las posibilidades de una recuperación exitosa.

¿Existen grupos de apoyo para adictos al juego en línea?

Sí. Organizaciones como Jugadores anónimos, o Consciente del juego Ofrecer grupos de apoyo donde las personas puedan compartir experiencias y buscar asesoramiento. Consulta una lista más amplia de recursos de apoyo para personas con ludopatía en este artículo.